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Tratamiento del VIH: en qué consiste y cómo funciona

Tratamiento del VIH: en qué consiste y cómo funciona

Recibir un diagnóstico de VIH puede generar mucha incertidumbre, por eso es importante informarse respecto a esta patología, para así poder prevenirla y pero también para que, en el caso de ser diagnosticado, sepas que hoy existen tratamientos seguros y efectivos que permiten mantener el virus controlado y llevar una vida plena. 

En Bupa Seguros te contamos más sobre esta enfermedad, cómo funciona la terapia, qué beneficios tiene y por qué el acompañamiento médico es fundamental en cada etapa.

¿Qué es el VIH? 

El VIH es un virus que se transmite de una persona infectada a otra a través de algún fluido corporal que tenga una concentración muy alta del virus. Para prevenirla es fundamental evitar conductas de riesgo, en especial en el ámbito sexual y en el consumo de sustancias inyectables. Además, se recomiendan los chequeos médicos y la realización de pruebas de detección frecuentes.

Es muy importante saber que en Chile la infección por VIH está considerada dentro de las Garantías Explícitas en Salud, y corresponde al problema de salud GES 18: Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), causado por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Este programa garantiza el acceso a diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la infección por VIH/SIDA en Chile.

¿En qué consiste la terapia para el VIH?

El tratamiento del VIH se basa en la terapia antirretroviral (TAR), un conjunto de medicamentos que actúan bloqueando la capacidad del virus para multiplicarse dentro de tu organismo. Cuando el VIH no puede replicarse, la cantidad de virus en la sangre disminuye de forma importante, lo que permite que tu sistema inmunitario se mantenga protegido.

La TAR generalmente combina dos o más fármacos que actúan de distintas maneras para impedir que el virus avance. Hoy, la mayoría de los tratamientos están disponibles en una sola pastilla al día, lo que facilita mucho su uso. También existen opciones inyectables de acción prolongada, que se administran en un centro de salud una vez al mes o cada dos meses, según la indicación del especialista.

Lo más importante es que, al seguir la terapia de forma constante, puedes lograr una carga viral indetectable, lo que significa que el virus está tan controlado que no aparece en los exámenes. Esto no solo protege tu salud, sino que también evita la transmisión del VIH a otras personas.

¿Cómo se toma el tratamiento y qué controles médicos necesitas?

El tratamiento para el VIH suele ser sencillo de seguir. En la mayoría de los casos, solo necesitas tomar tu medicamento una vez al día, idealmente a la misma hora. Esta regularidad ayuda a que el fármaco mantenga siempre el mismo nivel en tu organismo y pueda actuar de manera efectiva. Cuando las dosis se olvidan con frecuencia, el virus puede volver a multiplicarse y dificultar el control de la infección.

Además del tratamiento diario, es importante que tengas controles médicos regulares. En estas visitas se revisan dos exámenes fundamentales:

  • Carga viral: indica la cantidad de virus hay en tu sangre. La meta es que llegue a ser indetectable.

  • Recuento de CD4: muestra cómo está funcionando tu sistema inmunitario.

Por lo general, estos controles se realizan cada tres o seis meses, aunque tu médico puede ajustar la frecuencia según cómo estés respondiendo al tratamiento. A veces también se piden pruebas adicionales para evaluar la función del hígado, los riñones o el colesterol, como parte de un monitoreo completo.

Beneficios del tratamiento continuo

Seguir el tratamiento todos los días tiene un impacto enorme, y no solo en los exámenes. Cuando la terapia funciona como debe, la carga viral baja tanto que llega a ser indetectable. Y eso no es solo una cifra: significa que puedes vivir tranquilo y además se cumple el principio I=I (Indetectable = Intransmisible). Es decir, si tu carga viral es indetectable, no transmites el virus por vía sexual.

Además, mantener el tratamiento activo trae otros beneficios que se notan con el tiempo:

  • Tu sistema inmunitario se mantiene fuerte gracias a niveles adecuados de CD4.
  • Se reduce el riesgo de infecciones o enfermedades asociadas al VIH.
  • Puedes llevar una vida completamente normal y con una expectativa de vida muy alta.
  • Se previenen complicaciones a largo plazo que podrían aparecer si el virus avanza sin control.

Todo esto se logra con constancia. No es un tratamiento que “se siente” día a día, pero sus efectos se ven claramente en tu salud.

Efectos secundarios del tratamiento y cuándo hablar con un profesional

Como pasa con cualquier medicamento, al iniciar la terapia antirretroviral podrías sentir algunos efectos secundarios, aunque no siempre ocurren y suelen durar poco. Algunas personas tienen un par de días de malestar; otras casi no sienten nada. Depende mucho de cada cuerpo.

Los síntomas más comunes pueden incluir:

  • Algo de náuseas o molestias digestivas
  • Dolor de cabeza ocasional
  • Cambios en el sueño o cansancio
  • Un poco de variación en el apetito

En casos menos frecuentes, pueden aparecer cambios en exámenes como los del hígado o el colesterol, y por eso los controles son tan importantes.

Si hay algo que se mantiene en el tiempo o simplemente te inquieta, lo mejor es comentarlo con tu médico. A veces basta ajustar el horario de la toma; otras, el médico puede evaluar otro esquema de tratamiento. Lo importante es que no te quedes con la duda: el tratamiento debe adaptarse a ti, no al revés.

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