Una caída inesperada, un mal movimiento o un golpe fuerte pueden provocar una lesión que cambie por completo tu rutina. El dolor intenso, la dificultad para mover la zona afectada y la hinchazón son señales claras de que algo no está bien. Y cuando el diagnóstico confirma que se trata de un hueso roto, surgen muchas preguntas: ¿es grave? ¿Necesitaré cirugía?
Desde Bupa Seguros te explicamos los distintos tipos de fracturas, cómo se diagnostican y cuál es el tratamiento indicado para cada una. Porque entender lo que ocurre en tu cuerpo es el primer paso para una buena recuperación.
¿Qué es una fractura ósea?
Una fractura ósea ocurre cuando un hueso se rompe total o parcialmente debido a una fuerza superior a la que puede resistir. Esta lesión puede originarse por caídas, accidentes, microtraumas repetitivos o enfermedades que debilitan los huesos, como la osteoporosis. Cuando se debe a una patología subyacente, se denomina fractura patológica.
Síntomas de una fractura
Aunque los síntomas pueden variar según la zona afectada, algunos signos son universales:
- Dolor agudo e inmediato.
- Deformidad visible o cambios en la posición del hueso.
- Dificultad o imposibilidad de mover el área afectada.
- Hinchazón y hematomas.
- Exposición del hueso a través de la piel (con riesgo de infección) y sangrado, en casos de fracturas abiertas.
Tipos de fracturas más comunes
Fractura cerrada o simple
El hueso se rompe sin perforar la piel. Es una de las fracturas cerradas más frecuentes y tratables, siempre que se actúe a tiempo y guarde reposo.
Fractura expuesta o compuesta
El hueso se rompe y perfora la piel, dejando una herida abierta. Es un tipo de fractura más compleja y requiere atención urgente por su alto riesgo de infección y daño a tejidos circundantes.
Fractura conminuta
Ocurre cuando el hueso se rompe en varias partes. Estos fragmentos óseos dificultan la recuperación y casi siempre requieren cirugía con fijación interna, usando placas o tornillos.
Fractura en tallo verde
Frecuente en niños, se trata de una fractura incompleta donde el hueso se dobla y se quiebra parcialmente, como si fuera una rama verde. De ahí su nombre. Su tratamiento suele ser más simple, pero igualmente debe ser supervisado por un especialista.
Fractura por estrés
Causada por movimientos repetitivos o sobrecarga, comunes en personas activas o atletas que someten su cuerpo a movimientos constantes. Las fracturas por estrés pueden pasar desapercibidas al inicio, pero empeoran si no se tratan, y suelen afectar los pies, piernas o columna. Se detectan con exámenes más detallados.
¿Cómo se diagnostican las fracturas?
Antes de confirmar cualquier tipo de fractura, es fundamental acudir a un centro de salud. ¿Por qué? Porque solo un especialista está capacitado para evaluar correctamente los síntomas y realizar los exámenes necesarios para determinar el tipo de lesión, su gravedad y el tratamiento más adecuado.
Examen físico
El médico examina la zona lesionada en busca de signos como hinchazón, deformidad o dolor localizado. También evalúa la movilidad y sensibilidad.
Radiografía u otros exámenes por imagen
La radiografía es el primer paso para confirmar si el hueso se ha roto, su ubicación y el tipo de fractura. En casos complejos, se complementa con una tomografía o resonancia magnética para evaluar el daño con mayor precisión.
Tratamiento según el tipo de fractura
Inmovilización con yeso o férula
Es el tratamiento más común en fracturas simples o cerradas. Este método se usa en fracturas donde los huesos están bien alineados, ayudando a mantener los fragmentos en su sitio y permitiendo que el hueso sane adecuadamente.
Reducción (alineación) y cirugía
Si los fragmentos del hueso están desplazados o si se trata de una fractura severa, se requiere una reducción manual o quirúrgica. En estos casos, se utiliza fijación interna con placas, clavos o tornillos para mantener el hueso en su sitio.
Tiempo de recuperación y rehabilitación
Depende del tipo de fractura, el tratamiento y del estado general del paciente. Puede tomar desde semanas hasta varios meses. Por su parte, la rehabilitación con ejercicios guiados es clave para recuperar la movilidad, fuerza y funcionalidad de la zona afectada.
Evita autodiagnósticos o retrasos en la atención: un diagnóstico profesional es fundamental para que tu recuperación sea exitosa.
¿Cuándo acudir a urgencias?
Si presentas alguno de estos signos, busca atención médica de inmediato:
- Dolor intenso e insoportable tras una caída o golpe.
- Imposibilidad de mover el área afectada.
- Deformidad visible.
- Sospecha de fractura en personas mayores (como una fractura de cadera).
- Presencia de una herida con hueso expuesto (fractura abierta).
No intentes mover o enderezar el miembro afectado. Mantén la calma, inmoviliza la zona y acude al servicio de urgencias lo antes posible.
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